Es un día

Es un día. Siempre en agosto, después de mi cumpleaños. Es ella, impecable e irreverente, atractiva, altiva. Es un día y este siempre queda en la retina. Siempre empieza sin motivo aparente, tampoco hace falta, pero precisamente esto lo condiciona y no permite que sea aquello que debe ser desde el principio, dos corazones que laten al ritmo de los recuerdos. Sí, suele ser acompañado con alcohol, así si algo no funciona se sabe que salió mal, a quien culpar. Un hilo de sucesos fatídicos que pugnan por ser el más extraño pero que permiten que el momento acabe siendo nuestro, a solas, sin sentido del tiempo. Y entonces es cuando surge. No es delicado, efervescente, recordad que es tan solo un momento, tempus fugit, y sabiendo que la incertidumbre del mañana es común en ella, ella sabe pensar, aun lo es más, efímero. Me da para alcanzar. Alcanzar lo más profundo de su alma, su sonrisa lo es más. Comiendo una hamburguesa o destrozando su nuevo vestido, que más dará. No es delicado, pero nunca del recuerdo desaparecerá. A lo largo del año el subconsciente a él te devolverá y verás que ella vuelve a estar, impecable e irreverente, atractiva, altiva. Siempre es en agosto, siempre después toca olvidar, ella sabe pensar, y ha de pensar, que el año que viene de nuevo aquí me tendrá.